La posibilidad de visualizar en cualquier momento una determinada escena mediante un efecto estereoscópico se hace realidad con la invención de la cámara fotográfica, y por tanto de la fotografía. Desde entonces, se aplican distintas técnicas para transformar la imagen bidimensional en visualización tridimensional (estereóscopos, anaglifos,...). Junto a la importancia de la visualización tridimensional del objeto fotografiado surge el interés por realizar mediciones fiables, y en este proceso aparece la fotogrametría (restituidores fotogramétricos). A lo largo de la historia varias han sido las fases del proceso fotogramétrico: analógica, analítica y digital, y actualmente ha surgido con gran fuerza la técnica del escaneado láser. La gran ventaja que representa la fotogrametría y el escáner láser, con respecto a la geodesia y topografía es que mediante las imágenes fotográficas y/o escaneadas podemos llevarnos el objeto (superficie terrestre, edificio, monumento,...) a la oficina, y allí determinar la posición espacial (X, Y, Z) de cualquier elemento de la realidad. Esta técnica nos permite, que ante cualquier catástrofe (terremoto, incendio, vandalismo,…) se dispone de la copia fotogramétrica o escaneada, del monumento afectado para hacer su reconstrucción-rehabilitación fiel al original, en el futuro.
