Las áreas de pastoreo ocupan una vasta extensión en el suroeste de la Península Ibérica, donde se concentran más de 13 millones de animales domésticos que aprovechan sus pastos de manera extensiva en explotaciones de dehesa y pastizales. Estudios recientes indican la existencia de procesos de degradación del suelo, relacionados con el sobrepastoreo, en este tipo de ambientes. No obstante, aún no se ha desarrollado una metodología que permita la evaluación del estado de los suelos. Además, se debe profundizar más en el papel que desempeña la carga ganadera en el sistema suelo-pastos como variable indicadora de la intensidad de pastoreo.Este trabajo tiene por objetivo principal desarrollar una metodología basada en indicadores para la evaluación de la calidad y degradación del suelo en áreas de pastoreo. Con este fin, fue necesario profundizar en el conocimiento de los procesos de degradación observados y analizar las relaciones existentes entre la carga ganadera, las propiedades edáficas, los procesos de degradación y la producción, composición y calidad de los pastos. El estudio fue llevado a cabo en 22 cercas de manejo de ganado, pertenecientes a 10 fincas de gestión privada distribuidas por la Comunidad Autónoma de Extremadura, en la que más del 50% de la superficie total corresponde a áreas de pastoreo. Las áreas de estudio seleccionadas reflejan un amplio rango de intensidades de pastoreo (0,19 ¿ 15,76 Unidades de Ganado Mayor [UGM] ha-1) y diferentes combinaciones de animales. Se analizaron las propiedades del suelo, la producción y composición de los pastos, la densidad de arbolado, la precipitación, así como otras variables relacionadas con los procesos de degradación y con la gestión de las explotaciones. Los suelos son poco profundos, de texturas franco-arenosas, pH ligeramente ácidos en superficie, con baja capacidad de intercambio catiónico y pobres en nutrientes y materia orgánica, salvo en el horizonte superficial, que es donde se concentra la mayor actividad biológica. Los pastos, por su parte, registraron una producción media en torno a los 2000 kg de materia seca [MS] ha-1, aunque con grandes variaciones temporales y espaciales, relacionadas las primeras con la precipitación antecedente y las segundas principalmente con el contenido en nutrientes como el potasio o el fósforo.No se observaron relaciones significativas de la carga ganadera con las propiedades del suelo, aunque sí con la reducción de la cobertura vegetal y la aparición de suelo desnudo, así como con el aumento de la densidad aparente de 5 a 10 cm de profundidad. En un año húmedo, el porcentaje de suelo desnudo aumentó considerablemente en las unidades con cargas ganaderas por encima de 1,1 UGM ha-1, mientras que en un año seco, con cargas ganaderas idénticas, los porcentajes de suelo desnudo son altos, incluso en unidades de baja carga ganadera. Ello explicaría por qué el suelo desnudo presente en un año normal o húmedo es un mejor indicador de la presión por pastoreo. La erosión laminar y la disponibilidad de sedimentos también se relacionaron con la presencia de suelo desnudo. La densidad aparente de 5 a 10 cm fue significativamente mayor en las unidades con cargas ganaderas por encima de 1,0 UGM ha-1. Ese aumento de la densidad aparente se vio reflejado también en la merma de la capacidad de retención hídrica de los suelos y de la producción de pastos.Para la evaluación del estado actual de los suelos se seleccionaron 6 indicadores de calidad y 2 de degradación. Los indicadores de calidad escogidos fueron la capacidad de intercambio catiónico, el potasio intercambiable, el carbono orgánico, la capacidad de retención hídrica, el espesor del horizonte Ah y la profundidad del suelo. Los indicadores de degradación seleccionados fueron el porcentaje de suelo desnudo, medido a finales de verano de un año normal, y la densidad aparente de 5 a 10 cm. El 14% de las unidades analizadas tienen una calidad muy baja y el 64% baja. Con respecto a la degradación, tan sólo el 18% de las unidades mostraron degradación alta y el 27% moderada. Los suelos de menor calidad mostraron mayor degradación y viceversa, al tiempo que las fincas más degradadas presentaron mayores gastos en suplementación alimentaria.Los resultados obtenidos aportan, por un lado, información relevante acerca del debate sobre la sostenibilidad ambiental y económica de las áreas de pastoreo en las presentes condiciones de manejo y, por otro, una metodología de evaluación de los suelos de fácil aplicabilidad. En el futuro sería recomendable, no obstante, continuar con este tipo de investigaciones, que permitan conocer de manera más precisa el papel de las cargas ganaderas respecto a las propiedades edáficas y a la degradación de los suelos y, además, validar la metodología desarrollada y sus indicadores en otras áreas de pastoreo y también en ambientes diferentes.