El concepto de comunicación que asumimos tiene poco que ver con la idea de transmisión de un mensaje desde el emisor a un receptor o de mero intercambio, sino que, por el contrario, se refiere a la construcción conjunta del mensaje, que se negocia por los interlocutores en el acto mismo de la comunicación. Los procesos de enseñanza y aprendizaje son procesos comunicativos e interactivos y esto es posible gracias al lenguaje (verbal y no-verbal). Para que la comunicación sea efectiva en este escenario, y por lo tanto el aprendizaje, es necesario tener en cuenta que en el aula existen una diversidad de intenciones y de competencias comunicativas entre los participantes, así como una clara asimetría entre las experiencias y las funciones de profesores y alumnos. Convertir el discurso en un elemento central del proceso de enseñanza y aprendizaje supone fomentar un clima de aula estructurado en torno a la interacción social, la cooperación, la autonomía y la responsabilidad. Pautas similares pueden interpretarse para otros contextos sociales no escolares